Por Braulio Arteaga Solano
Cuando viajamos por carreteras o por autopistas o por avenidas estamos expuestos a toda publicidad que aparece ante nuestra mirada, vallas, pancartas, obras de metal, de madera, de plástico; inimaginables, de todos los colores y tamaños se incrustan en nuestra retina y se almacenan en nuestro cerebro incitando al consumismo. Por suerte, muy poco o nada es lo que pagamos por ver ese bombardeo inmisericorde de propagandas.
También en nuestros correos electrónicos nos inundan con o sin permiso publicidad de todo calibre y categoría. Demás decir cuando encendemos la tv o la radio, y
nosotros quedamos totalmente inermes ante los vendedores, compras o no.
He dejado de suscribirme a los periódicos y de oir las radioemisoras, pero aún veo tv y me conecto a internet diariamente. Por este medio aprovecho leer noticias de todo el mundo y al instante, en inglés o español y con respeto hago click en la publicidad que ellos me indican, esa parte es mi pago por leer y mirar el contenido de sus web. Pero ahora muchas de esas páginas que eran “gratis” ahora están pidiendo suscripción, hay que pagar para verlas o sino piden tus datos personales, correo electrónico y hasta tu cédula de identidad algo que los desconfiados no nos atrevemos a dar.
Me pregunto, a quién le interesa más que lo lean? A quién le interesa vender publicidad? A quién le conviene el mayor número de visitas?. Por supuesto al dueño de la web y a los anunciantes. Los que navegamos podemos visitar otros sitios o simplemente apagar la PC y encender el aparato de DVD para colocar cualquier película que tengamos. O tomar un buen libro. O ver tv, que es hasta el momento lo más económico.
Pienso que los propietarios de esos “sites” están matando a la gallinita de los huevos de oro, porque alejan a sus “fans” o sea a sus clientes. A los que nos interesa el beisbol por ejemplo, nos van a acostumbrar a vivir sin el beisbol. A los que le interesa la política, la religión, la ciencia, la música, etc , le disminuirán la carga de adrenalina y buscaran otra diversión: licorerías, canchas deportivas, templos, parques, moteles, etc, etc. El poder de los espacios sociales como Facebook cada día se tornará con más fuerza y acaparará esos clientes “rechazados” por otros sitios.
Por otro lado, durante los últimos treinta años han disminuido notablemente los lectores, pocas personas gustan leer, somos pocos los que aún conservamos ese vicio, y además con una máquina tan extraordinaria como Google las personas en cosa de segundos obtienen la información que solo le interesa.
Así que señores que tienen web de información pónganse las pilas, a ustedes les conviene que nosotros hagamos click en sus “sites” porque ya está el riesgo que
NI LOS LEEREMOS POR INTERNET NI COMPRAREMOS LOS DIARIOS.
jueves, 24 de diciembre de 2009
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